Santísimo Cristo del Olvido

Suenan los tambores en la noche del Lunes Santo, la Cofradía de la Preciosísima Sangre parte de la iglesia de Santa María la Antigua portando a hombros un pequeño crucificado al que le profesa una gran devoción. Se trata del Santísimo Cristo del Olvido que procesionará por diversas calles céntricas hasta encontrarse en la puerta del Real Colegio de San Albano con su Madre bendita, la Virgen Vulnerata a la que los seminaristas ingleses llevan dando culto desde hace más de cuatro siglos.

Desde 1977 la cofradía lleva dando culto a esta excepcional imagen propiedad de la Congregación de San Felipe Neri y que durante todo el año es venerada en una de las capillas de su oratorio pues fue concebida como imagen de altar y no procesional. Terminada de esculpir en 1721 por Pedro de Ávila, fue bendecida el 26 de mayo de dicho año por don Antonio Mansilla, Ministro de la Congregación. A pesar de su pequeño tamaño, que favorece un sentimiento de ternura incrementado por la visión de su abatido rostro, posee una calidad excepcional. Exhibe un canon alargado que le dota de un refinamiento, gracia y elegancia que contrastan notablemente con su carácter mortuorio ya que tiene la mirada perdida y la cabeza desplomada. Posee una complexión delgada, enjuta, en la que los huesos y costillas afloran en la piel. También es notable la flaccidez que logra en la carne que pende de los brazos muertos y la verosimilitud de las venas que surcan su cuerpo.