Cofradía del Santo Entierro

Cofradía del Santo Entierro

En 1930 un grupo de amigos que se reunían en el Círculo de Recreo de Duque de la Victoria, sin vinculación previa a ninguna parroquia o asociación religiosa, decidió fundar una cofradía para colaborar en la tarea de la reconstrucción de la Semana Santa que estaba llevando a cabo el arzobispo Gandásegui. Tomaron el nombre de Cofradía del Santo Entierro por adjudicárseles el paso del Santo Entierro, que no era otro que el grupo escultórico que labró Juan de Juni hacia 1542-1543 para la capilla funeraria que fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, poseía en el desaparecido convento de San Francisco. La salida de este grupo escultórico en 1931, primera vez que la cofradía participaba en la procesión del Santo Entierro y única vez que alumbrarían este conjunto, debió de impresionar a los asistentes al desfile. Aquel mismo Viernes Santo la cofradía estrenó su característico hábito con la túnica de terciopelo negro con cola. La oposición del Museo Nacional de Escultura y de la Dirección General de Bellas Artes a volver a prestar para su salida procesional el grupo escultórico de Juni obligó a la cofradía a buscar un titular, encontrándolo en el monasterio de San Joaquín y Santa Ana, que desde entonces se convirtió en su sede canónica. Se trataba del Cristo Yacente (Taller de Gregorio Fernández, hacia 1631-1636).

Cofradía del Santo Entierro

Cruz flordelisada dorada. La cruz representa a Cristo, la Flor de Lis a María.

Tras tres décadas participando en la procesión general, en 1964 conseguirían una procesión propia, la del Santo Entierro. Así, todas las noches de Jueves Santo, a las doce en punto, marchaban con su imagen titular en procesión hasta la iglesia de San Pío X en el barrio de Girón, dejando una de las estampas más curiosas de la Semana Santa como era el paso por el puente. Esta procesión se celebró hasta 2014, pasando desde el año siguiente a portar en hombros a su Cristo Yacente en la denominada procesión del Verum Corpus, visitando la Catedral para realizar un Acto de Adoración Eucarística.

Desde 1982 y hasta 1990 se celebró en la mañana del Domingo de Resurrección el traslado del Cristo Yacente desde la iglesia hasta la clausura del monasterio de San Joaquín y Santa Ana. La imagen la portarían cuatro cofrades del Resucitado, y algunos años dos del Resucitado y otros dos del Santo Entierro. Sin embargo, todo cambiaría en 1991 en que el traslado pasaría a celebrarse en la tarde del Sábado Santo, ya a cargo de la Cofradía del Santo Entierro. Desde entonces el traslado ha variado de horario; de recorrido, que se ha visto ampliado; e incluso de nombre pues pasó a denominarse procesión del Santo Entierro de Cristo.

La noche del Viernes de Dolores de 2006 comenzó a celebrar el Traslado del Santísimo Cristo del Yacente, portado a hombros de sus cofrades, hasta la cercana iglesia de San Lorenzo para celebrar un acto de oración. En los años 2017 y 2018 hubo un cambio pues se pasó a portar un Cristo Crucificado (Anónimo vallisoletano, primer tercio del siglo XVII) con el que se celebraba un Vía Crucis en dicha parroquia, a cuya finalización la procesión regresaba a Santa Ana, pero esta vez portando el Cristo Yacente que previamente se había trasladado de manera privada. En 2019 volvió a utilizarse el Cristo Yacente debido a que la imagen del Crucificado estaba restaurándose tras habérsele partido uno de los brazos.

Actualmente la cofradía alumbra a su Cristo Yacente en tres ocasiones, portándolo a hombros en la procesión del Verum Corpus en la noche del Jueves Santo, y en la procesión del Santo Entierro en la tarde del Sábado Santo; por su parte el Viernes Santo es alumbrado en su carroza en la procesión general.

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Pasos Procesionales

Cofradía del Santo Entierro.
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