Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno

Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno

La Insigne Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno se fundó el 16 de noviembre de 1596 en el convento de San Agustín con el nombre de Cofradía de la Cinta de Nuestro Padre San Agustín y Santa Mónica, Ánimas de San Nicolás de Tolentino y Nuestro Padre Jesús Nazareno. La relación entre la cofradía y los agustinos fue siempre turbulenta, llegando la ruptura total entre ambos el Viernes Santo 3 de abril de 1676. Desde su fundación la cofradía venía celebrando su procesión de Regla en la mañana del Viernes Santo, pero ese año, al finalizarla, no regresó al convento, sino que continuó hasta el templo penitencial que la cofradía estaba fabricando desde hacía años en un solar ubicado entre la plaza Mayor y la plaza de la Rinconada. Los religiosos demandaron a la cofradía ante los tribunales, que dictaron sentencia en favor del convento, obligando a la cofradía a devolverle los pasos (con la excepción de varios sayones del paso nuevo, actual Sed Tengo).

Insigne Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno

El anagrama del nombre de Jesús (JHS) rodeado por una corona de espinas, todo ello dorado y sobre fondo morado.

Una vez entregados los conjuntos escultóricos la cofradía se vio en la necesidad de ir encargando nuevas imágenes a las que dar culto tanto en su nuevo templo con en su procesión de Regla. Así, a lo largo de los años siguientes fueron llegando los pasos: Nuestro Padre Jesús Nazareno (atribuido a Juan de Ávila, hacia 1678), El Despojo o El Redopelo (actual Preparativos para la Crucifixión) (Juan de Ávila 1678-1679), y el Santísimo Cristo de la Agonía (1684). Este último sería la pieza central de Sed Tengo al formar grupo con los sayones que se quedaron y los otros restantes que recuperarían pocos años después. A comienzos del siglo XVIII llegarían otras imágenes al templo que si bien no fueron pensadas para salir en procesión en Semana Santa sí que llegaron a participar en alguna ocasión en los desfiles de los nazarenos, son los casos del Cristo Yacente (atribuido a Pedro de Ávila, hacia 1717-1723) y la Virgen de la Soledad y Sacro Monte Calvario (Anónimo, hacia 1706).

Un pavoroso incendio acaecido en 1799 consumió el Cristo del Despojo, por lo que la cofradía tuvo que encargar una nueva talla al escultor local Claudio Cortijo en 1801. A lo largo del siglo XIX la cofradía participaría en diversas procesiones, acudiendo a ellas con varios pasos, no faltando nunca el Nazareno. En la procesión de Penitencia y Caridad tan solo participó en su primera época (1927-1931), acudiendo con el Cristo del Despojo. Unos años antes, en 1920, comenzó a celebrar el Vía Crucis Procesional, que a lo largo de todo el tiempo que se lleva celebrando ha visto como los cambios afectaban al día de su celebración, a las imágenes que salían e incluso al punto de partida de la misma y al recorrido.

En 1951 empezaría a acudir a la catedral en la noche del Jueves Santo en la procesión de la Peregrinación del Silencio, si bien hasta 1955 lo haría sin ningún paso, ya en 1956 comenzarían a portar el Cristo de la Agonía en su característica cruz. Una procesión que por desgracia ya no se celebra es la de Sacrificio y Penitencia, que tenía lugar en la noche del Jueves al Viernes Santo. En dicho desfile participaron los nazarenos con su Cristo Yacente durante los años 1978 a 1995 de manera conjunta con las cofradías de la Vera Cruz y las Angustias. Posteriormente, entre 1996-2004 la cofradía celebraría su propia procesión, conservando dicho nombre, de manera independiente.

En la actualidad la cofradía organiza el Miércoles Santo el tradicional Vía Crucis Procesional portando a hombros a Nuestro Padre Jesús Nazareno y al Santísimo Cristo de la Agonía, al cual vuelven a alumbrar en la noche del Jueves Santo en la procesión de la Peregrinación del Silencio. En la procesión general del Viernes Santo acompañan a su Imagen titular en la suntuosa y artística carroza labrada por Pedro Verdugo en 1943. A lo largo del año destacan dos celebraciones: el tradicional y devoto besapié a Nuestro Padre Jesús Nazareno el primer viernes del mes de marzo, y la procesión de la Octava del Corpus por los alrededores de la penitencial.

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Pasos Procesionales

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